martes, 29 de julio de 2014

"Todos podemos tener un día de aquellos. Uno de esos días miserables en los que te sientes horrible, malhumorado, solo, y literalmente exhausto. Días en que te sientes pequeño e insignificante y todo parece fuera de tu alcance, no puedes ponerte a la altura de las circunstancias y tan sólo ponerte en marcha te parece imposible. En esos días te sumerges en un océano de tristeza, estás a punto de llorar en cualquier momento y no sabes ni siquiera por qué. En fin, te parece que andas por la vida sin un propósito y no estás seguro de cuánto tiempo más soportarás. 
No se necesita mucho para tener un mal día; cualquiera sea la razón, estás convencido de que alguien, allí arriba, no te quiere. Entonces, ¿qué podes hacer? Bueno, si eres como la mayoría, te refugiarás detrás de la leve esperanza de que las cosas se arreglen solas. Pasarás el resto de tu vida mirando por encima del hombro y esperando que todo vuelva a estar mal, una y otra vez. Creerás, entonces, que jamás volverán a tocar tu canción. Pero esto es una locura porque sólo eres joven una vez y jamás se envejece dos veces. ¿Quién puede saber las cosas maravillosas que te esperan a la vuelta de la esquina? Después de todo el mundo está lleno de descubrimientos asombrosos, cosas que ahora ni siquiera imaginas; la vida tiene muchas vueltas.
Deja de escaparte de los temas difíciles, es hora de hacerles frente. Acepta el hecho de que deberás dejar atrás algunas cargas emocionales, intenta ver las cosas desde una perspectiva diferente. Vive cada día como si fuera el último porque algún día lo será: no temas morder más de lo que puedes masticar, corre riesgos, nunca retrocedas, atrévete a ir hacia adelante. Después de todo, de eso se trata la vida."  

sábado, 28 de junio de 2014

Momento exacto

A veces vemos películas o leemos un libro que nos hacen ver cómo son las cosas, qué es lo que importa o qué es aquello que realmente tenemos que valorar. Pero es distinto cuando uno no vive las cosas y sólo las experimenta a través de un libro, una película u otra persona.
Quizás si la película que vi hoy, la hubiese visto en el “momento exacto”, hubiese actuado diferente. Quizás era ahora el momento exacto o quizás en el “momento exacto” yo era muy chica para afrontar algunas situaciones. Ver una película que refleja una situación específica es fácil, sobre todo es fácil juzgarla... como también es fácil enjuiciar nuestro pasado, las acciones que ya llevamos a cabo, lo que ya dijimos. Porque es fácil hacerlo cuando ya sabemos qué está mal o sintiendo algo que en ese momento no sentíamos. Pero en el momento exacto, en el ahora, es difícil tomar una decisión, es difícil hablar, callar, actuar. Estamos presionados porque necesitamos hacer algo en ese preciso momento, y porque sabemos que hagamos lo que hagamos siempre podemos hacerlo mejor. Es difícil el sólo decidir actuar o no, decir o callar, sabiendo que eligiendo algo vamos a dejar de elegir otra cosa, que va a producir otros efectos diferentes a los que produjo aquella acción que decidimos realizar. A veces creemos que es mejor no actuar, no decir, no meterse. Otras veces decidimos actuar, decidimos hablar, meternos, investigar. Sin embargo, siempre actuamos; cuando decidimos no hacer nada, estamos haciendo. Los efectos de lo que hagamos no está a nuestra disposición, nosotros no podemos controlarlo, por lo tanto nunca podemos juzgar que algo está bien o mal una vez que lo hicimos, una vez que actuamos o no.
Por otro lado, algunas personas esperan de uno aquello que no llega nunca. Otras veces uno no espera cosas, sólo llegan (y creo que esa es una de las mejores sensaciones). Es feo que te decepcionen, y horrible decepcionar, por eso aprendí a que no tengo que esperar nada de nadie, aunque a veces lo sigo haciendo. Y que a veces son las personas que menos esperas aquellas que están, que te miran, que miran más allá de lo que ven.
Y yo, personalmente, sé que puedo hacer las cosas mejor de lo que las hago pero siempre intento hacer, de lo que hago, lo mejor. 

lunes, 9 de diciembre de 2013

Pasaron tantas cosas éste año que se me va a hacer imposible no dejar alguna que otra cosa afuera. Pasaron muchas cosas, algunas buenas y otras no tanto pero estoy feliz porque puedo decir que fue un año muy positivo, en todo sentido. Creo que crecí como persona más que cualquier otro año y se lo debo, en parte, a muchas personas que estaban ahí cuando miraba para el costado. 
El año pasado con dos materias en marzo, después de haberme llevado muchas materias los años anteriores, prometí que este año no me llevaba ninguna, y por más ganas que tenía de tener vacaciones, me base en aquella promesa para no dejar todo las semanas que el estudio me saturaba. Pensaba en lo que había prometido, en lo que tenía que hacer la otra persona si yo cumplía con la promesa y seguía estudiando. Y terminé el año segunda escolta, siendo el sexto mejor promedio de mi curso... la misma que hace tres casi cuatro años se llevó seis materias a marzo. Y la misma que, también en aquel primer año, le comentó a una de sus profesoras que iba a llegar a la bandera en algún momento. 
Recién estaba escuchando una canción que en una parte decía "siempre será igual, siempre se volverá al primer amor". Y nosotros fuimos y volvimos millones de veces y yo sé que lo quise mucho, porque me enseñó muchísimas cosas, pero ahora escucho esa frase, pienso en él y puedo sonreír con placer, ya dejé de lado el odio, la bronca, el resentimiento, todo lo malo. Pude comprender que lo quise, que lo perdí por no haberlo valorado y que por más que intentemos ya nada va a volver a ser lo que yo extraño porque ya no somos los que eramos, así que aprendí a dejar las cosas donde quedaron. Él y nuestra relación quedaron en el pasado y estoy segura que es donde tienen que estar. 
Lo que respecta a la amistad no me puedo quejar. Tengo mis dos amigas fieles y a un grupo de compañeros excelentes. Comparto gran parte de mi vida con las personas con las que quiero estar, con las que me siento bien conmigo misma. Estoy increíblemente contenta con éste año y con las cosas que pude aprender. 
Creo que por fin, después de tanto, entiendo que el pasado es pasado y está bueno que así sea. Que las cosas hay que aprovecharlas en el momento que uno las tiene, viviendo día a día el presente y dejando que el futuro fluya al ritmo que quiera. 
Excelente 2013. Espero que el 2014 venga con muchas enseñanzas más y que las pueda implementar tal como lo hice este año. 
Gracias a las personas que estuvieron ahí todo este año, gracias enormes. 
http://www.youtube.com/watch?v=r_yUwTG8Krg

sábado, 23 de noviembre de 2013

Si te pones a pensar es loquisimo como pasa el tiempo. El tiempo, la vida y nosotros mismos. Vivimos corriendo y parar un segundo nos asusta, nos angustia y nos hace sobresaltar. Nos cuesta frenar.
Hace un tiempo fui con mis compañeros a un retiro espiritual, y nos costó muchísimo poder separarnos un día del mundo, ni siquiera lo logramos en su totalidad. Y eso no está bueno, porque de vez en cuando está bueno parar y pensar, alejarte un poquito del mundo, de la rutina y pensar.
Recién dejé un segundo todo lo material y acostada en la cama pensé dos segundos en todo. Escuchando “Adiós” de Cerati se me vino a la cabeza una persona que hasta recién odiaba y me daba bronca el solo pensar en ella. Ahora no, ahora estoy bien porque así como dice la canción decir adiós es crecer, y pensé en todo lo que hice yo y pensé en todo lo que hizo él. Yo tuve actitudes de pendeja, porque lo era y lo sigo siendo, y él se cagó en todo. Pensé en la relación y en él y gracias a dios se me dibujó una sonrisa, porque estoy segura que por más pendejadas que hice, jamás me cagué en él como él lo hizo conmigo. Estoy tranquila conmigo misma por no haberlo cagado cuando se me presentó la posibilidad y porque sé que lo quise y lo quise bien, que no lo supe aprovechar ya es otro tema. Y creo que ahí estaba la base, en pensar y estar tranquila con las cosas que hice bien, y las que hice mal recordarlas siempre para no volver a repetirlas.

Quiero terminar éste año bien, feliz, conforme para empezar el próximo con todo, porque se viene alto año. Así que tomémonos cuatro minutitos para escuchar esta canción que tiene todo: http://www.youtube.com/watch?v=ByUUsdF8RDk  
“No perdamos la costumbre de ir adentro nuestro cada tanto, a ver qué tan felices somos. Ahí al fondo todo se conecta de algún modo, todo fluye, todo cambia.” 

jueves, 17 de octubre de 2013

Perdón.

Leí algo muy lindo y feo a la vez que me hizo acordarme de vos y sentirme un poquito más "basura" de lo que me suelo sentir. A vos abuelito que ya no te tengo al lado mío hace 4 años, quiero pedirte perdón. Perdón porque siento que te fallé, perdón por fallarte. 
Necesito que estés acá acompañándome, necesito verte, que disfrutes tanto o más como yo a tu nuevo nietito. Necesito tenerte un día más por lo menos y vivir todo lo que me quedaba vivir con vos, disfrutarte, abrazarte y pedirte perdón. Perdón por no estar con vos cuando peor te sentías, perdón por no ir a verte al hospital y perdón por no ir a verte a donde estás ahora. Perdón por no joderte con que no fumes más. Te juro por el amor que te tengo que tengo muchas ganas de ir a verte pero no tengo fuerzas, es muchísimo más fuerte que yo. 
Quiero prometerte, hoy 17/10/13 que el día que cumpla 18 años, si no voy antes, voy a ir a verte. 
Voy a tomar este espacio para hablarte a vos...: Me acuerdo del día que mamá nos preguntó, a Cami y a mi, si queríamos ir al hospital a verte, seguido de un "el abuelo quiere que la última imagen que tengan de él sea la que él les mostró, contando chistes, riéndose...". Y claro, yo con 12/11 años y Cami con 15/14, dijimos que no. El día que iba a llegar, llegó y cuando me desperté me desayuné con las palabras que jamás quería escuchar: "Male, el abuelo se fue al cielo". Y tampoco ¿podes creer? tampoco te fui a ver. 
Abuelito necesito que vengas, necesito que me hagas feliz una vez más, necesito recordarte sin culpa. Necesito tus retos por pelearme con Cami, por tirar los vasos cuando comemos, necesito verte dormir de nuevo en la mesa, necesito jugar al ahorcado y reírnos juntos, necesito que me lleves a la plaza de los árboles y mirar el partido de la canchita de enfrente, necesito que me vayas a buscar al colegio. Te necesito, necesito de vos. Necesito sentirte. 
Quiero verte y agradecer todo lo que hiciste por mi, por cada una de las cosas que vivimos juntos, porque fuiste el abuelo más bueno del mundo. Aquel que nunca tuvo mucho pero siempre, dandome el ejemplo, hizo lo mejor por tener más de lo que podía. Porque ahora veo que crecí y que ando un poco más por la vida, por la calle y veo tanta gente tan mal, robando, matando porque quizás les falta para comer o para el porro diario y estoy agradecida a vos y a mi familia por mostrarme que pese a que nosotros nos faltaron muchas cosas, teníamos también muchas otras y siempre los vi rompiendose el lomo laburando, y ése es mi ejemplo a seguir. Porque yo salía del jardín e iba a tu casa, miraba la tele y llegabas vos, en tu bici, después de trabajar. Gracias por ser mi ejemplo, gracias por ser mi guía y gracias por ser mi héroe de vida. 
Perdón de nuevo por todo, por no acompañarte, por no ir a verte. Perdón por hacerte enojar miles de veces. Perdón por no recordarte como vos querías que lo haga.

viernes, 28 de junio de 2013

Estaba pensando en escribir sobre el terror y la intriga que siento al saber que falta poco más de medio año para crecer, para enfrentarme con la vida cara a cara y también conmigo misma. Pero después decidí hablar de una persona que, raramente para una persona de mi edad, se hizo muy importante este último año.
Para los adolescentes la relación con profesores no es más que eso, una simple relación de “querer” por buena nota u odiar porque nos fue mal en una prueba, porque pusieron una prueba o por alguna u otra actitud tonta. En mi caso es distinto, y es por una de las cosas que me siento sapo de otro pozo. Les es difícil aceptar que alguien es diferente a ellos como a mi me es difícil entender por qué todo tiene que ser tan ortodoxo.
Quiero agradecer a esta persona por haberse hecho tan importante en tan poco tiempo, porque es así. Por permitirme quererla, por permitirme acercarme y por acercarse a mí. Porque a veces me hace bien saber que ahí hay alguien que me mira, que está para preguntarme cómo estoy, si estoy estudiando, para felicitarme por mis pequeños pasos, por mis pequeños logros, para darme consejos, para retarme mucho también y, sobre todo, para caminar al lado mío, par a par.

No soy nada demostrativa pero no puedo dejar de agradecer, por algún medio, el haberse convertido en una segunda mamá para mí. Por haberse hecho querer tanto. 

lunes, 13 de mayo de 2013


Después de tanto tiempo voy a intentar actualizar este blog. Y cuando hablo de intentar me refiero a que cada vez que intento hacerlo no tengo inspiración, escribo y borro, escribo y borro, y así hasta terminar en nada.
Después de una semana “festejé” mi cumpleaños. Lo pongo entre comillas porque fue simplemente una excusa pero la idea era simplemente juntarnos.
A algunos no los veía hace 5 años, otros hace 4 y a alguno que otro me lo cruzaba cada muerte de obispo por la calle, y esto era lo mismo que nada. Fueron la parte más importante de mi vida, nunca me voy a cansar de decirlo, y por esto no voy a permitir que se vayan de mi vida, quiero mantenerlos siempre en mi presente y que lo que vivimos hoy sean recuerdos del mañana, y nunca dejar de reírme junto a ellos de las mismas anécdotas de cuando eramos miniaturas.  
Así fue, vinieron a la 1 am, se fueron a las 12.30 del mediodía y fueron las horas más lindas del mes, las más felices. Reírnos de recuerdos tomando mates, actualizando de la vida de cada uno y silencios que terminaban en “bueno, juampi...” y por qué no “AL CASILLERO!”.
Gracias loco, gracias a mi familia principalmente que son mi base para todo, que sin ellos nada sería lo que es, nada sería posible. Los que me acompañan absolutamente todos los días de mi vida, los que nunca te sueltan la mano, los que la reman con vos. Gracias.
Gracias eternas a estos hermanos de la vida, gracias por los más de 7 años de amistad y gracias por seguir estando acá después de cuatro años. Gracias por cada momento, por cada risa, silencio. Gracias. No hay palabras para cada uno de ustedes, son los aborígenes más racistas que podía llegar a cruzarme algún día. Gracias miles y eternas. Los quiero con todo mi corazón.